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Alimentación receptiva: ¿Quieres que tu hijo coma de todo?



Los 1000 primeros días de un niño son considerados una ventana de oportunidad para el desarrollo de hábitos de alimentación saludable. Durante esta etapa los lactantes dependen de sus padres o cuidadores para obtener una apropiada ingesta de alimentos saludables. El sobrepeso y la obesidad en la edad preescolar desde hace un par de décadas se ha transformado en una preocupación de salud pública. El desarrollo de la malnutrición por exceso en niños tiene un origen multifactorial, donde el estilo y prácticas parentales que ejercen los cuidadores desde edades tempranas ha tomado especial relevancia en los últimos años.


La alimentación de un lactante es guiada por las prácticas y los estilos parentales, los cuales son aspectos importantes del cuidado parental. Estas prácticas determinan qué, cuándo y cómo un niño va a comer según su entorno, a través del efecto del comportamiento alimentario que es modelado por los cuidadores y a través de la restricción, presión o monitoreo de los alimentos suministrados por los padres e ingeridos por el niño.

¿Qué son los Estilos parentales?

Los estilos parentales se refieren a la forma en que los cuidadores interactúan con el niño en términos de actitudes y comportamientos a través de todas las áreas de la paternidad. Se conocen cuatro principales estilos parentales: autoritativo, autoritario, permisivo y negligente.


El estilo autoritativo se refiere a un estilo sensible o receptivo. La evidencia establece que un estilo parental receptivo que es cálido e incluye interacciones positivas con el lactante, resulta en un niño que tiene relaciones y lazos seguros, mejor desarrollo del lenguaje y mejor desarrollo cognitivo, y mayor habilidad de autoalimentarse en edades más tempranas. Este estilo parental incluye respuestas tempranas a las señales verbales del lactante y a la contingencia del entorno, los cuales son apropiados para la etapa del desarrollo del niño. Esta relación recíproca entre cuidador y lactante forma las bases para una conexión emocional positiva que es esencial para un funcionamiento social saludable, también como para un óptimo comportamiento alimentario.

¿Qué es la alimentación receptiva?

La alimentación receptiva es parte de la alimentación activa la cual provee de alimentos complementarios a la leche materna o a la fórmula láctea de una forma más activa. (Puedes leer AQUÍ nuestro post sobre ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA). La alimentación activa es cuándo el padre se involucra con un comportamiento positivo con el niño, mientras alienta y toma en consideración los intereses del niño durante los tiempos de comida. Un buen ejemplo de comportamiento positivo son tener conversaciones sobre la comida, ser un modelo positivo en la alimentación saludable y alentar al lactante de forma verbal.


La alimentación receptiva se puede definir como la reciprocidad entre el niño y su cuidador, y se puede estructurar en un proceso de cuatro pasos:


1. La creación de una rutina estructurada, donde las expectativas son conocidas y las emociones promueven la interacción.

2. Las señales son entregadas por el lactante a través de acciones motoras, expresiones faciales o vocalizaciones.

3. La respuesta pronta del cuidador a estas señales de forma atingente, apropiada y con apoyo hacia el lactante.

4. La percepción que tiene el niño sobre la respuesta por parte del cuidador a sus señales es de una manera predecible.




¿Qué pasa si no aplico la alimentación receptiva?

La falta de reciprocidad entre el cuidador y el niño consecuentemente va a llevar a una alimentación no receptiva. Y derivados de los estilos parentales, se han descrito tres estilos de alimentación no receptiva:


1. El tipo permisivo, en donde el niño tiene el control del momento de la alimentación.

2. El tipo negligente, donde el cuidador ignora al niño durante las comidas.

3. El tipo autoritario, que es un estilo controlador o restrictivo y ejerce presión durante las comidas, donde el cuidador toma un control excesivo y domina el momento de la alimentación.


Estos estilos de alimentación llevan a tiempos de comida que se convierten en situaciones incómodas, caracterizados por interacciones inconsistentes, no receptivas y en una relación con falta de confianza. Esto tiene efectos potenciales negativos en las señales internas de hambre y saciedad de los lactantes, en la autoregulación, y en el desarrollo social y emocional del niño, incluyendo el desarrollo del temperamento y autonomía los cuales pueden contribuir a tener problemas de alimentación a futuro.


Los problemas más comunes en niños pequeños incluyen:


· Sobreingesta

· Baja ingesta, como, por ejemplo: falla de crecimiento y niño selectivo con la comida.

· Problemas de comportamiento con la comida, como por ejemplo desórdenes de alimentación post-traumáticos, como fobias debido a una alergia alimentaria o atragantamiento.

· Elecciones de alimentos inusuales, como por ejemplo la ingesta de sustancias que no son alimentos conocidos como pica.

· Elecciones de alimentos no saludables, como por ejemplo preferencia de alimentos pobres o dietas alternativas.

Señales de hambre y saciedad

Recomendaciones generales: ¿Cómo puedo aplicar la alimentación receptiva?

Comprométete activamente en:

· Conversaciones durante los tiempos de comida y el contacto visual con tu hijo.

· Comunicación clara respecto a las expectativas.

· Responder a las señales de hambre y de saciedad.

· Alimentar a lo lactantes directamente, o asistir a lo más grandes para promover la autoingesta.

Modelar con comportamientos saludables:

· Los padres, cuidadores y miembros de la familia deberían tomar elecciones basadas en alimentos saludables.

Los alimentos ofrecidos deben ser:

· Saludables

· Sabrosos

· Y apropiados para el desarrollo del niño.

Para sobrellevar el rechazo a ciertos alimentos, experimenta con:

· Diferentes combinaciones de alimentos

· Diferentes sabores y texturas

· Alentar la ingesta de los alimentos de forma positiva y sin presionar.

Para la progresión de la alimentación:

· Hacerlos de forma lenta y con mucha paciencia, y además alentar y motivar al niño para que coma.

· Nunca forzar al niño a comer.

Tener un ambiente propicio:

· Un ambiente agradable para comer

· El niño sentado en una forma relajada y cómoda.

· El niño se encuentra sentados cara a cara con otros miembros de la familia

· Las distracciones son llevadas al mínimo durante los tiempos de comida.

· Establecer rutinas de tiempos de comida, que sean predecibles en tiempo y en espacio, idealmente al mismo tiempo y en el mismo lugar.


Y tú, ¿qué estilo de alimentación implementas en tu casa? ¡CUÉNTANOS!

Bárbara Castillo Villalobos

Nutricionista Infantil Vilbofit

(Instagram: @nutricionista_barbaracastillo)



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