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Actualmente en el ejercicio se han descubierto beneficios increíbles, no solo en el punto de vista deportivo o estético, si no que a nivel de la mejoría de la salud en general. Se han estudiado diferentes metodologías de entrenamiento, siendo muy difícil comprobar el beneficio del ejercicio, por ejemplo, de fuerza. Antes se creía que el ejercicio aeróbico era más saludable que el entrenamiento de fuerza, dedicándose muy poco tiempo al estudio de los beneficios de este último. Sin embargo, en los últimos años, se han estudiado y demostrado los increíbles beneficios del entrenamiento de fuerza y su efecto en el músculo, como causa y consecuencia de una buena salud en general.
Actualmente la prescripción del ejercicio (aeróbico y de fuerza), entendiéndola como una planificación personalizada y adecuada al contexto de cada persona, ha sido un área para investigar y a utilizar en gran medida. Un ejemplo de esto, es un estudio del año 2019, que investiga el efecto del ejercicio en 26 enfermedades crónicas dividiéndolas por sistema. Entre ellas: enfermedades del sistema musculoesquelético (dolor lumbar, tendinopatías, osteoporosis, osteoartritis y fractura de cadera), enfermedades del sistema metabólico (obesidad, diabetes tipo 2, diabetes tipo 1, etc.), enfermedades del sistema vascular y cardio-cerebral (enfermedad de las arterias coronarias, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca crónica), enfermedades del sistema nervioso (enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, enfermedad de Alzheimer, depresión y trastornos de ansiedad), enfermedades del sistema respiratorio (enfermedad pulmonar obstructiva crónica, fibrosis intersticial pulmonar y después de un trasplante de pulmón), enfermedades del sistema urinario (enfermedad renal crónica y después de un trasplante de riñón) y cánceres (cáncer de mama, cáncer de colon, cáncer de próstata y cáncer de pulmón).
La prescripción principal del ejercicio se basó en la intensidad, frecuencia y el tipo de ejercicio principalmente, encontrándose resultados beneficios y estadísticamente significativos en la prevención y rehabilitación de enfermedades crónicas no transmisibles, disminuyendo síntomas y complicaciones.
Considerando esto, la importancia clínica de la intervención con ejercicios para el manejo de enfermedades crónicas es digna de afirmación. En comparación con el enorme costo de los medicamentos, la intervención con ejercicio es una forma económica y segura de prevenir y tratar enfermedades, y tiene pocos efectos secundarios, lo que reduce la carga económica para las familias y la sociedad. Los tipos principales de ejercicio con evidencia científica son el ejercicio aeróbico, de fuerza-resistencia y la combinación de ambos. (Lee AQUÍ nuestro post sobre el ENTRENAMIENTO CONCURRENTE)
Cabe destacar también, que la utilidad más importante (más importante incluso que el manejo de enfermedades crónicas) es la PREVENCIÓN, tanto de lesiones como de enfermedades, basándose en una evaluación completa del paciente, evitando contraindicaciones y seleccionando el tipo y la intensidad adecuada del ejercicio.
Dentro del tratamiento basado en ejercicio, para que este cumpla su objetivo tanto preventivo como en su rol de tratamiento de enfermedades crónicas, uno de los factores más importantes es la ADHERENCIA AL TRATAMIENTO, lo cual considera y le da valor a 3 variables principales, de las cuales dependerá el éxito:
- Constancia (frecuencia)
- Motivación
- Capacidad de adaptación del paciente
Para lograr un equilibrio y permitir una adherencia al tratamiento exitosa, como en cualquier prescripción del ejercicio, debe haber una progresividad de la intensidad en las cargas de entrenamiento, ya sea en tiempo, peso, dificultad, etc., comenzando de menos a más y evaluando constantemente la adaptación del paciente en cada situación. Esta "progresión de la dificultad" permitirá mantener la motivación alta (al ir viendo resultados), permitiendo mantener o aumentar la frecuencia de entrenamiento (constancia), lo cual irá permitiendo que el paciente genere adaptaciones favorables en respuesta al ejercicio, aprovechando así todos sus beneficios.
Es muy común escuchar o leer el comentario; “haz ejercicio” como respuesta a cualquier enfermedad que esté cursando una persona. Si bien suena repetitiva y cliché, es una frase absolutamente verdadera y positiva, y con justa razón; mucha gente la dice sin saber que se fundamenta en una gran cantidad de estudios que la respaldan. Efectivamente, HAY QUE HACER EJERCICIO.
En este sentido, es claro que la prescripción del ejercicio en enfermedades crónicas debe ser realizado por un profesional de la salud especialista en esta área, idealmente kinesiólogos, ya que de no ser así, se corre un gran riesgo de lesiones, pueden no obtenerse resultados positivos y puede existir mala adherencia al tratamiento en general.
No hay justificación para no realizar ejercicio físico, siempre se puede realizar ejercicio adaptado a cada persona y sus capacidades, lo importante es comenzar, tomarlo con un hábito de vida y nunca parar, obteniendo aún mejores resultados si se suma un tratamiento nutricional adaptado a cada enfermedad, permitiendo así prevenir y manejar enfermedades crónicas y de todo tipo.
¡Esperamos te haya parecido interesante!
Un abrazo,
Sebastián Muñoz
Kinesiólogo Vilbofit
Luan, X., Tian, X., Zhang, H., Huang, R., Li, N., Chen, P. y Wang, R. (2019). Ejercicio como prescripción para pacientes con diversas enfermedades. Revista de ciencias del deporte y la salud , 8 (5), 422–441. https://doi.org/10.1016/j.jshs.2019.04.002
Pedersen BK, Saltin B. Exercise as medicine - evidence for prescribing exercise as therapy in 26 different chronic diseases. Scand J Med Sci Sports. 2015 Dec;25 Suppl 3:1-72. doi: 10.1111/sms.12581. PMID: 26606383.
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